miércoles, 22 de junio de 2016

LA LAGUNA DE CULEBRILLAS TURISMO - CAÑAR

LAGUNA DE CULEBRILLAS


Culebrillas es una impresionante laguna que se encuentra en las estribaciones del Nudo del Azuay al pie del Cerro Yanaurcu (“Cerro Negro”), perteneciente a la parroquia Ingapirca del Cantón Cañar, a 3915 m. sobre el nivel del mar. Sus aguas límpidas y transparentes son agitadas levemente por un viento gélido de la región y se encuentran rodeas por montañas de forma caprichosa; en ella podemos encontrar patos y otras aves silvestres, así como una gran diversidad de criaturas de vida acuática. Las dimensiones anuncian 1.350 m. de largo, 455 m. de ancho y una profundidad de 19.20 m. en su parte central. La temperatura de sus aguas es de 6 grados.

En cuanto a su formación no hay una certeza si es o no natural, o fue una obra de los bravos cañaris. La laguna se alimenta por su parte oriental mediante el riachuelo Culebrillas, llamado así por su particular recorrido zigzagueante que se aprecia a lo largo de sus 800 m. de extensión; esto también ocurre en la salida de la aguas; es por ello que la laguna toma el mismo nombre de su afluente, “Culebrillas”.

La tradición y la historia, le dan a este lugar la importancia de haber sido considerado como sagrado por La Gran Confederación de los Cañaris; pues en determinadas épocas del año y en ceremonias de esplendor del rito Indígena, se arrojaban a su interior, simbólicas piezas de oro y plata. Los indios y hacendados del sector, contaban la existencia de unas gradas de piedra sin precisar el lugar exacto de su ubicación, hasta que el día domingo 17 de diciembre de 1978, se descubren esos graderíos que penetran en la laguna, a unos 30 m. del desaguadero.


El 25 de enero de 1987 fue encontrado un andén de piedra labrada de 4 m. de largo por 0.80 m. de ancho. En este mismo lugar se descubrieron las ruinas de una construcción de piedra labrada de 11 m. de largo por 7 m. de ancho. De todos estos descubrimientos se desprende, que los nativos antepasados rendían culto a sus dioses y a las mismas aguas que las consideraban sagradas. Una verdadera hermosura de Dios, el hombre y la naturaleza, privilegio de la provincia del Cañar.

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